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Monday, January 28, 2008


Novak Djokovic y el destino se encontraron ayer en Melbourne: el serbio derrotó al francés Jo-Wilfried Tsonga por 4-6, 6-4, 6-3 y 7-6 (7-2) y conquistó así el Abierto de Australia, su primer título de Grand Slam.

A las 22:47, hora de Melbourne, una derecha abierta de Tsonga determinó el final de un partido de tres horas y seis minutos de duración en el que Djokovic debió luchar no sólo contra el impulsivo y sorprendente francés, sino también sobreponerse a un público que parecía mayoritariamente favorable a su rival.

“Jo, lo que hiciste es increíble, y deberías estar orgulloso de ti. De haber ganado tú hoy, hubiese sido merecido. Y sé que el público quería que ganaras... Está bien, está bien, de todos modos los sigo queriendo muchachos, no se preocupen”, declaró el serbio en la entrega de premios, ganándose por fin el favor de los espectadores.

Djokovic, que a sus 20 años es el campeón más joven en la historia del torneo, se consolida como número tres del mundo, y quiebra el dominio de Roger Federer y Rafael Nadal en finales de “Grand Slam” de los últimos tres años. Tsonga, apodado “Muhammad Alí”, hizo honor al mote. Entró al Rod Laver Arena dando saltitos y saludando a los espectadores. El público recibió encantado el gesto, y en ese instante le hizo notar a Djokovic que no era su preferido.

Al serbio le importó poco, porque quebró de entrada el servicio de su rival.

Pero enseguida habría sorpresa, porque Tsonga quebró el de Djokovic en el siguiente juego y tomó el control. El serbio estaba claramente nervioso y el francés disfrutaba con ese dejo de insolencia que desprenden su juego y sus actitudes en la cancha.

Desde las gradas unos espectadores exhibían una foto de Alí, y Tsonga noqueó en el momento justo: con Djokovic sirviendo 4-5, el francés conectó un “passing-shot” de derecha cruzado tras un “smash” fallido de su rival para ponerse en punto para set, que se llevó con un notable globo de derecha que petrificó al serbio.

El serbio tomó el control en el segundo y el tercer set, en buena parte por sus méritos, pero también por fallas del francés. Más que de físico, Tsonga parecía estar agotado mentalmente.

El cuarto set adquirió cierto tinte dramático: saque a saque, llegaron al “tie break”, pero el francés, que pagó su inexperiencia, sumó seis errores en el desempate y le abrió las puertas de la gloria al serbio.

“Es un sueño hecho realidad, pero en el que siempre había creído”, declaró el nuevo campeón. “Es un sentimiento indescriptible. Han sido dos semanas de torneo jugando con los mejores del mundo y al final el vencedor he sido yo”, apuntó.

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