No le alcanza con ser el rey indiscutido sobre polvo de ladrillo. No le alcanza con haber dejado en ridículo hace nada más que una semana al número uno del mundo en la final de Roland Garros, torneo que cosechó por cuarta vez consecutiva. Parece que nada le alcanza a Rafael Nadal. Es que el español cumplió una de las pocas deudas que tenía en su corta pero exitosa carrera: obtener su primer torneo sobre pasto al derrotar ayer en la final de Queen's al serbio, y número 3 del mundo, Novak Djokovic por 7-6 (7-5) y 7-5. Así, ya tiene 28 títulos de la ATP.
No empezó de la mejor manera el partido para el mallorquín. Es que el oriundo de Belgrado se adelantó 3-0 gracias al gran porcentaje de primeros saques y a que Nadal no estaba tan fino como de costumbre. Pero el 2 del ranking de la ATP mejoró en la definición y, a base de derechazos, no sólo logró emparejarlo sino que terminó llevándose el set, tras haber salvado una bola de set de su rival, luego de un emocionante tie break por 7 a 5.
En la segunda manga, Nadal continuó con su ritmo demoledor para adelantarse en el marcador 2-0. Los problemas de Rafa en su mano izquierda (tuvo que pedir asistencia al fisioterapeuta para que lo tratara de unas molestias) no le impidieron seguir mandando en la final. Para peor, Djokovic aumentó el número de errores no forzados y eso le dificultaba aún más recuperar terreno en el partido y tuvo algún que otro problema con sus zapatillas, ya que en varias ocasiones se fue al suelo por los rebalones (ayudados por los grandes contrapiés tirados por el campeón).
El serbio se repuso y estuvo cerca de forzar el tercer set, pero Nadal demostró que no da una pelota por perdida y se abrazó al trofeo. "Nunca pensé que ganaría aquí tras Roland Garros. Creía que era casi imposible. Es un torneo muy, muy difícil, porque cuenta con los mejores jugadores del mundo. Ahora soy un jugador más completo que hace una semana", afirmó el español. Con su título en Queen's, Nadal alcanzó un logro que no se daba desde hacía 35 años: el de ganar seguido Roland Garros y el certamen londinense, tradicional puesta a punta para Wimbledon. El último en hacerlo había sido el rumano Ilie Nastase, en 1973.
