Bañada en lágrimas, la belga Kim Clijsters celebró uno de los sueños de su carrera: conquistar por primera vez el Abierto de Australia.
"Sí, ahora pueden llamarme "Aussie Kim", porque gané el título", dijo emocionada en la ceremonia de premiación.
Clijsters, número tres del mundo, se impuso a la china Li Na por 3-6, 6-3 y 6-3 para sumar el cuarto título de Grand Slam de su carrera, el tercero desde que regresó al circuito tras convertirse en madre.
Y es que Clijsters es una tenista y una chica especial, un caso único de éxito, retiro, regreso convertida en madre y éxito multiplicado. Una convencida de que Rafael Nadal y Roger Federer están contribuyendo a mejorar el tenis, incluido el femenino. Y la próxima número uno del mundo, si nada raro sucede, detalló DPA.
"¿Por qué añadir odio y suciedad a las rivalidades? Rafa y Roger son el perfecto ejemplo de lo que es una rivalidad bien entendida", aseguró la ahora campeona, retirada del tenis en 2007 para regresar en 2009 convertida ya en madre de Jada Ellie. En septiembre de ese año se transformó en la primera madre en ganar un Grand Slam desde que Evonne Goolagong lo hiciera en 1980.
"Nunca esperé que me fuera tan bien, tan rápido", admite Clijsters, hija de un futbolista y de una gimnasta.
En franco ascenso, mañana desplazará a la rusa Vera Zvonareva para convertirse en número dos del mundo, muy cerca de la número uno, la danesa Caroline Wozniacki. Sus resultados y el funcionamiento del ranking determinan que esté en condiciones de ser la líder del escalafón en pocas semanas.
A sus 28 años, Clijsters es, probablemente la jugadora más querida del circuito, además de una líder ante las prolongadas ausencias de las hermanas Venus y Serena Williams.
