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Monday, February 2, 2009



La gran defensa de los Acereros, junto con las genialidades del mariscal Ben Roethlisberger y del receptor Santonio Holmes, dieron al equipo de Pittsburgh una ajustada victoria de 27-23 ante los Cardenales de Arizona en el Super Bowl 43.

Los Acereros confirmaron todos los pronósticos que los daban como favoritos, pero debieron batallar más de la cuenta ante un rival que entregó cara la derrota.

La jugada decisiva llegó cuando solo faltaban 42 segundos: Roethlisberger lanzó un pase de anotación a Holmes, que con tres oponentes encima capturó la pelota y rozó el terreno válido con la punta de los pies, suficiente para conseguir los puntos del campeonato.

Holmes concluyó el partido con nueve capturas y 131 yardas, aparte de su espectacular anotación, por lo cual fue designado como el jugador más valioso del encuentro.

La otra acción determinante del partido llegó con el defensor James Harrison, quien interceptó un pase del mariscal de Arizona, Kurt Warner, y lo devolvió 100 yardas para transformarlo en anotación para Pittsburg justo en los segundos finales de la primera mitad.

De esta forma, la respetada defensa de Acereros volvió a ser protagonista en la postemporada.

Por su parte, Larry Fitzgerald finalizó como el mejor de los Cardenales, con a siete recepciones, 127 yardas totales y dos touchdowns .

Las acciones de Fitzgerald permitieron a Arizona remontar una desventaja de 13 puntos en el cuarto período, hasta ponerse con parcial de 20-23 con tres minutos por jugar. Ahí surgieron las figuras de Holmes y Roethlisberger, quienes guiaron a los Acereros hacia la corona en un santiamén.

No bastó. El mariscal Warner, de 37 años y que disputó su tercer Super Bowl ( con dos diferentes equipos), también brilló con una gran actuación, al completar 31 de 43 pases para 377 yardas, tres anotaciones y una captura. Sin embargo, su defensa no le respondió, pese a que les dejó el partido ganado.

En los momentos más difíciles el estadio Raymond James de Tampa se asemejó al Heinz Field, donde juegan los Acereros, con innumerables aficionados agitando las llamadas “Toallas Terribles” de color amarillo para alentar a su equipo.

Y con semejante respaldo de personas que hicieron el gasto para viajar a Florida en medio de la grave crisis económica que azota a Estados Unidos y el resto del mundo, la ofensiva de Pittsburgh amarró el título en una de las finales más emocionantes de este deporte.

El partido estrella dejó numerosas imágenes y marcas para el recuerdo. Una de las que sin duda va a perdurar es la de Holmes arrastrando la punta de los zapatos en una esquina de la zona de anotación, para capturar los seis puntos que terminaron dándole una nueva corona a los Acereros.

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